En nuestra entidad seguimos apropiándonos cada vez más del uso del lenguaje claro como parte fundamental de nuestro estilo de servicio. Comunicar con claridad, tanto en lo que escribimos como en lo que decimos, nos permite acompañar mejor, orientar con tranquilidad y generar confianza en cada interacción.
El lenguaje claro empieza con un gesto sencillo, pensar en la persona que está al otro lado, ya sea leyendo un correo, escuchando una explicación o solicitando información. Cuando comprendemos lo que necesita, nuestras palabras (verbales o escritas), se vuelven más útiles y amables.
También es importante organizar las ideas antes de expresarlas. Un mensaje que sigue un orden lógico facilita la comprensión y evita confusiones. Las frases cortas y el tono cercano funcionan igual de bien en una conversación como en un documento, ambos son oportunidades para demostrar que nos importa la claridad.
Evitar legalismos, tecnicismos y siglas innecesarias hace que la información sea más accesible. Explicar con calma, usar palabras sencillas y complementar con ejemplos o apoyos visuales ayuda a que cualquier persona entienda sin esfuerzo. Este es un hábito que fortalece tanto nuestra comunicación escrita como nuestra atención verbal diaria.
Revisar lo que vamos a decir y lo que vamos a enviar también es parte del cuidado. La claridad se construye con intención, escucha y compromiso. Cada llamada, cada respuesta, cada documento y cada conversación son espacios para demostrar que en nuestra entidad hablamos claro porque queremos conectar mejor.
Reforzar este enfoque en el Servicio Civil Distrital nos permite seguir dando ejemplo y construir relaciones más confiables con quienes interactúan con nosotros día a día.
