Resiliencia para el afrontamiento de los cambios. Ser resiliente significa que se tienen reservas de energía, saberes, conocimientos y actitudes suficientes para hacer frente a situaciones que afectan nuestra estabilidad laboral, familiar o personal, es identificar las fortalezas que se tienen para salir fortalecido de las adversidades
El cese de la actividad laboral, por ejemplo, afecta directamente las relaciones de familia y pareja porque atenta contra la estabilidad económica, arrastrando consigo la tranquilidad y llevando a la persona a la oscura zona del estrés, la ansiedad y otros límites más peligrosos.
De aquí la importancia de saber con qué niveles de resiliencia contamos para el afrontamiento de los eventos que pueden derrumbar nuestra tranquilidad, sacarnos de nuestra zona de confort y producirnos alto estrés, ansiedad y depresión.
