A veces pensamos que la felicidad es la ausencia de problemas y si encontramos obstáculos a la hora alcanzar metas, ocurre la frustración, la desmotivación y, por consiguiente, el bienestar emocional se ve amenazado; sin embargo, si echamos una mirada a nuestra historia nos damos cuenta que, quizá, los mejores momentos de la vida han sucedido cuando justamente superamos esos obstáculos, hemos resuelto de manera eficiente los problemas.
Podemos decir que no son los problemas los que nos definen, sino la forma como los afrontamos; que sean o no una amenaza para nuestro bienestar emocional depende de nuestras habilidades para afrontarlos.
En este orden de ideas, la salud emocional se refiere al bien- estar psicológico general: como nos sentimos con nosotros mismos, la calidad de nuestras relaciones y la capacidad para gestionar las propias emociones y afrontar las dificultades. La salud emocional se relaciona con saber manejar correcta- mente nuestras emociones, tanto las positivas (amor, alegría, esperanza, buen humor), como negativas (odio, ira, celos, culpa, envidia) para sentirnos bien y tener una mejor actitud ante la vida, ante las personas, ante los problemas de la vida cotidiana.

